Sábado Santo

Todas las miradas se concentraban en la Capilla de San Francisco ante la esperanza de que la Virgen de los Dolores pudiera cerrar esta Semana Santa que nos ha dejado un sabor agridulce. La agencia de metereología anunciaba que conforme avanzara la tarde disminuiría el riesgo de precipitaciones. A partir de las 18:00 horas de la tarde, una inmensa nube negra cubría el cielo de Utrera y los cofrades se temían lo peor. La Hermandad del Santo Entierro se volvía a reunir en Junta para decidir si realizarían estación de penitencia en la tarde noche del Sábado Santo. Sin embargo, la respuesta ya se preveía ya que momentos antes de que la Cruz de Guía debiera ponerse en la calle un intenso aguacero caía sobre nuestra ciudad. El Hermano Mayor, D. José Simón comunicaba a los hermanos la imposibilidad de salir a la calle ante las amenazas de lluvia.

En la cara de los hermanos se podía comprobar las caras de tristeza y resignación ante la decisión tomada pero que al fin y al cabo comprendían que era la más acertada. El paso de palio de la Virgen de los Dolores aparecía en un lateral de la Capilla con rosas rojas y vestida de riguroso luto bajo el palio de azabache, mientras que el paso del Stmo. Cristo Yacente se situaba en la parte posterior de ésta con un exorno floral de lirios morados.

De esta manera, se cierra una nueva etapa en nuestra Semana Santa en la que se ha caracterizado principalmente por las jornadas desapacibles que hemos vivido durante el Martes, Jueves, Madrugá, Viernes y Sábado Santo en el que ninguna de nuestras Hermandades pudieron realizar estación de penitencia por las calles de Utrera. Comparando con otras Semanas Santas podemos decir que ha habido menos público contemplando nuestras cofradías, de la misma manera ha sido muy tardía en la que también se ha caracterizado por la ausencia de ese olor peculiar como es el azahar.

Sin embargo, esta tristeza que nos invade desaparecerá poco a poco y el dolor se disipará sabiendo que nuestras ganas de vivir una nueva Semana Santa no morirán y que con alegría ansiaremos esa nueva llegada del domingo en el que llegue Jesús montado a lomos de un borriquillo desde la Capilla de la Trinidad.