Ya están puestas nuestras almas para
buscar en las calles -que tantos siglos se
callan- esa luz que, tras de sí, traerá el
cortejo de los días que forman esa Semana
por la que todas las demás existen

domingo, 24 de abril de 2011

Domingo de Resurrección

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para embalsamar el cuerpo. 


Y muy temprano, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Se decían unas a otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?»


Pero cuando miraron, vieron que la piedra había sido retirada a un lado, a pesar de ser una piedra muy grande. 


Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron. Pero él les dijo: «No os asustéis. Si ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado».



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