Este día quedará marcado en el recuerdo de todos los utreranos y cofrades, en el que el entusiasmo y la emoción marcaron unos de los días grandes para la Hermandad de los Aceituneros.
Esta Hermandad cumplía nada más y nada menos que 50 años, conmemorándolos con la salida extraordinaria de su dolorosa, Mª Stma. de la Paz.
El barrio de Santa María se vestía de gala para recibir a su Virgen. Todas las calles aparecían adornadas con gallardetes y banderolas con tonos pasteles. No cabía ni un alma en los aledaños de la Parroquia, hasta que un silencio sepulcral se hacía presente cuando a través el dintel de la Puerta del Perdón asomaba un precioso palio blanco.
Imágenes como éstas se quedan grabadas en la memoria, debido a la dificultosa salida que con el empeño y esfuerzo de los costaleros se vió superada hasta que la Asociación Musical Utrerana interpretó la Marcha Real, lo cual indicaba que la Virgen que tallara Manuel Ramos Corona se encontraba ya en las calles de Utrera.
A las ocho de la tarde, el paso de palio de la Virgen de la Paz atravesó la Puerta de la Parroquia a los sones de las marcha ''Aceitunera de Utrera''.
Las velas rizadas realzaban aún más al iluminar el bello rostro de la imagen mariana cuando caían los últimos rayos del sol sobre la ciudad.
Ya en la Capilla de Jesús Nazareno, bajo la atenta mirada de los presentes, el palio de la Virgen de la Paz se detuvo ante las plantas de Jesús Nazareno y la Virgen de las Angustias porque son dos miradas cómplices que aunque posean distintas advocaciones representan a la misma madre, cuyos sentimientos mantienen viva la fe de las personas y que dividen sus corazones en partes iguales.
La noche había caído en la ciudad pero la luna, llena, iluminaba a la perfección el portentoso palio de la Virgen.
Como si de la mismísima Calle Pureza se tratase, una gran cortina de pétalos recibió a la Reina de la Paz en Álvarez Hazañas a los sones de la marcha ''Rocío''.
Los momentos estelares discurrieron a lo largo de todo el recorrido en el que la Virgen de la Paz fue la gran protagonista, acompañada en todo momento por fieles y devotos.
En la revirá de la Calle Tejedores con Menéndez Pelayo, la Asociación Musical Utrerana interpretó la marcha ''Macarena'' de Emilio Cebrián, aunque sea una salida extraordinaria y es más común que el repertorio sea más alegre, marchas cómo éstas son aquellas en las que se les encoje el corazón a los cofrades.
Durante la subida de Rodrigo Caro se escuchó una bellísima poesía dedicada a la Hermandad de los Aceituneros por los 50 años en las que posteriormente se cantó una sevillana.
Hasta la mismísima cera lloraba al ver el rostro sobrecogedor de nuestra Madre, ésa que esta ahí siempre que lo necesitas.
Todas las miradas se concentraban en el hermoso rostro de Mª Stma. de la Paz mientras sigilosamente y bajo una gran lluvia de pétalos, subía Rodrigo Caro camino de Santa María a los sones de ''Costalero''.
Mientras el paso de la Virgen de la Paz subía la rampa de Santa María en sentido inverso al de antes,ya empiezan a entrarnos los primeros escalofríos, ya sentimos la fugacidad del tiempo cofrade.
Fue más que un Miércoles Santo. Marcha tras marcha, la Virgen recorrió un itinerario que le permitió encontrarse de forma multitudinaria e íntima, con su barrio y su ciudad.
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