La tarde del 12 de Junio quedará marcada para la historia. A la Estrella, el cielo se le quedó pequeño. Poco cielo para tanta luz. La Estrella de hace tiempo volvió como acaban volviendo las cosas buenas: velas rizadas, movimiento en el palio y una alegría espontánea pero medida, valiente pero justa. Volvió a ser la Estrella de los ceramistas (se inauguraron dos en la calle San Jacinto y el que recoge de forma excelente a la Virgen con el alba blanca y que un particular quiso descubrir cuando la Virgen pasaba por Castilla).
La hermandad que vino del océano tenía un mar de gentes por el que navegar. Despacio, muy despacio. Sin prisas, que estamos en el barrio. Y así, lentamente, se iban venciendo calles. Apoteosis en Pagés del Corro, emotiva la estrechez de Pelay Correa, las campanas de Santa Ana tocando y fuegos artificiales sobre el aire.
Pureza parecía un Domingo de Ramos de los de hace años, cuando la cofradía volvía por el Puente de San Telmo y enfocaba la calle Larga con más voluntad que público. Ahora, era todo distinto. El palio no tenía espacio ni para detenerse.
Como ejemplo, un botón. Cuando salía la Estrella. la puerta de la Capilla de los Marineros ya estaba llena de público, esperando la llegada de la Virgen. No hizo aparición hasta las 00:40 minutos pero mereció la pena la espera.
La Virgen se volvió ante la Capilla y avanzó lentamente, entrando en el templo y deteniéndose ante el altar. Dos metros separaban a la Estrella de la Esperanza de Triana. En la calle sonó “Soleá dame la mano” mientras las Virgen giraba dentro de la capilla y desembocaba en la puerta, donde, con la marcha “Esperanza de Triana Coronada”, la calle Pureza estalló en una unánime ovación.
En la Capilla de la O
Continuó despacio hasta La O. No cabía el palio en el templo porque el deseo era de que también entrara. Llovieron pétalos de los balcones, adornados con la bandera conmemorativa y las fotografías que se habían distribuido con el rostro de la Virgen.
Se hacía tarde, aunque la hermandad aligeró el ritmo cuando terminó de pasar por la Parroquia de La O. Pero quedaba la estrechez de Alfarería, la cerámica de Antillano Campos y las flores de papel de Coria. Estrellas de Oriente en los balcones aunque en Oriente no conocen a una Estrella como esta… sino, el Niño hubiera nacido en el Altozano.
Un sueño de luces y lluvias de pétalos, un final rozando el alba, amanecer en domingo junto a la Estrella, pasadas las 6:10 de la mañana con el palio en el dintel de la capilla. Inolvidable. A esta Estrella, el cielo se le quedó pequeño, por eso lleva 450 años anclada en el barrio.
La Virgen se volvió ante la Capilla y avanzó lentamente, entrando en el templo y deteniéndose ante el altar. Dos metros separaban a la Estrella de la Esperanza de Triana. En la calle sonó “Soleá dame la mano” mientras las Virgen giraba dentro de la capilla y desembocaba en la puerta, donde, con la marcha “Esperanza de Triana Coronada”, la calle Pureza estalló en una unánime ovación.
En la Capilla de la O
Continuó despacio hasta La O. No cabía el palio en el templo porque el deseo era de que también entrara. Llovieron pétalos de los balcones, adornados con la bandera conmemorativa y las fotografías que se habían distribuido con el rostro de la Virgen.
Se hacía tarde, aunque la hermandad aligeró el ritmo cuando terminó de pasar por la Parroquia de La O. Pero quedaba la estrechez de Alfarería, la cerámica de Antillano Campos y las flores de papel de Coria. Estrellas de Oriente en los balcones aunque en Oriente no conocen a una Estrella como esta… sino, el Niño hubiera nacido en el Altozano.
Un sueño de luces y lluvias de pétalos, un final rozando el alba, amanecer en domingo junto a la Estrella, pasadas las 6:10 de la mañana con el palio en el dintel de la capilla. Inolvidable. A esta Estrella, el cielo se le quedó pequeño, por eso lleva 450 años anclada en el barrio.
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