Ya están puestas nuestras almas para
buscar en las calles -que tantos siglos se
callan- esa luz que, tras de sí, traerá el
cortejo de los días que forman esa Semana
por la que todas las demás existen

domingo, 1 de agosto de 2010

La Capilla de la Trinidad, ''Casi a punto''

Dentro de algunos años, cuando Luis Pérez Estévez ya no sea Hermano Mayor de la Trinidad, recordará su mandato como una sucesión de obras. De obras y sablazos, lo necesario para ir pagando todo lo que el edificio trinitario le ha ido exigiendo durante siete años. Ya contamos hace seis años de las obras de urgencia que había llevado a cabo en la Capilla y en su antigua casa, anexa al templo que había terminado por derrumbarse, tuvieron que levantar una nueva casa junto a la Capilla y arreglar la que está al otro lado, que todavía necesita un último esfuerzo.

Tuvieron que recuperar el patio trasero retranqueado y saneando el muro (la antigua y derruida muralla de Utrera), que amenazaba con venirse abajo y tirar de la Capilla, además de proporcionar al templo un sinfín de humedades. Alli se ve ahora un patio saneado y diáfano, y un muro blanco de hormigón, que sostiene lo que antes era una muralla en ruinas.

En la casa que hay junto a la Capilla mirando desde fuera a la derecha, se construyeron dos plantas que hoy cobijan la Capilla provisional y amplios salones donde se exponen actualmente los enseres de la cofradía, además de una sala de reuniones y otras de roperos. La última obra la que han obligado ha emigrar hasta la Basílica salesiana para hacer estación de penitencia los ultimos dos años, han consistido en reformar los muros de la Capilla, construyendo sobre ellos un cincho perimetral de hormigón y hierro, que impide que los muros se abran como se estaban abriendo, amenazando con tirar abajo el edificio.
En total, si hacemos cÁlculos, la Hermandad ha invertido en su capilla 70.000 euros procedentes de rifas, loterias, verbenas, concierto de bandas, corridas de toros, festival flamenco, fiestas en los colegios...
Ese sólo para la última obra de la capilla que todavía no ha terminado.

Luis Pérez Estévez, que ha pedido dos años más de prórroga para su mandato, en los que quiere terminar su labor restauradora, está muy agradecidos al pueblo de Utrera y a determinados hermanos que han aportado un buen número de recursos, entre todos ellos nombra a la familia de D. Alfredo Erquicia Guardiola.

Igualmente destaca el esfuerzo hecho por los comerciantes, que han colaborado colocando huchas en sus mostradores, al Ayuntamiento (destaca varios concejales como al de Cultura y Festejos, al alcalde y quiere nombrar especialmente a su secretaria Amparo por la comprensión que han demostrado cuando nos ha necesitado), que ha estado siempre dispuesto ha ayudar y al constructor Antonio Pliego, que volcó entusiásticamente con la primera obra de la casa. Tampoco se olvida de los salesianos, siempre unidos a la Hermandad, que los ha acogido en su Basílica con toda la generosidad y la ayuda del mundo, además de cederles varias veces sus instalaciones para los festivales a los que ha hecho referencia.
 Luis no quiere dar por terminada la obra y quiere afrontar la reforma de la fachada a la calle, de la grandiosa espadanía que corona el edificio y quieren cambiar la solería de la capilla que es de muy mala calidad y se encuentran en pésimas condiciones para ese último esfuerzo, agotados ya casi todos los recursos y bastante de la inventiva que puede imaginar una Hermandad, pide de nuevo ayuda a todos los Utreranos y amigos de su cofradía.
La soleria supone 12.000 euros, 6.000 la espadania, 5.000 la fachada y 15.000 tirar una habitación de la vieja Casa Hermandad y levantarla de nuevo.
Con ello, la querida Capilla de la Santisima Trinidad quedará totalmente restaurada y lista para vivir otro largo trecho de historias.

Luis recuerda que se siente satisfecho de lo realizado pero ha sido muy duro llegar hasta aquí, no pudiendo distraer ni un céntimo de las obras para emplearlo en otras inversiones mas vistosas "creo que podré llegar hasta el final porque ya somos capaces de ver el final de las obras. Se que el pueblo seguirá ayudando porque Utrera, cuando ve que se hacen cosas, no es en absoluto apática. Utrera se entrega como ningún pueblo".

Pues ya los saben nuestros cofrades, hay que meter el hombro un poquito más porque aquello esta quedando muy bien, extraordinariamente bien.

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