Ya están puestas nuestras almas para
buscar en las calles -que tantos siglos se
callan- esa luz que, tras de sí, traerá el
cortejo de los días que forman esa Semana
por la que todas las demás existen

miércoles, 6 de enero de 2010

Hermandad del Gran Poder

Hoy, además de celebrar la Epifanía del Señor se celebra también la fiesta del Gran Poder, enla que Jesús manifiesta su poder a los hombres. Además, os dejamos una pequeña anécdota que ocurrió con la imagen del Señor del Gran Poder de Sevilla.

''Entre las anécdotas y eventos acontecidos en ésta época destaca la salida extraordinaria de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder en 1965 por motivo del año misional, que es uno de los reflejos de la trascendencia del Concilio Vaticano II. El Señor se dirigió a la Parroquia de Santa Teresa para presidir el centro misional, regresando posteriormente al Sanatorio de San Juan de Dios, en cuyo trayecto le sorprendió un importante aguacero que obligaba a resguardar al Señor de Sevilla en un lugar adecuado con las medidas de su voluminoso canasto. No se ha certificado la veracidad de la leyenda o historia que circula en torno a aquel traslado accidentado por la lluvia y un vecino de Nervión. Aún así, se dice que un vecino del barrio de Nervión acudió, meses antes del comienzo del año misional, a rezar al Señor del Gran Poder, que por entonces residía en la Parroquia de San Lorenzo (en 1965 se inaugura la Basílica y es bendecida por el Cardenal Bueno Monreal). Al parecer el motivo de la súplica era la salud de un familiar suyo, por el que pidió en multitud de ocasiones al imponente Nazareno de Juan de Mesa, sin producirse mejoría en la dolencia, muriendo el pariente al poco tiempo.
El mito narra que este devoto del Gran Poder juraba y perjuraba que no volvería a ver más al Gran Poder por no haberle concedido su petición, e incluso cuando, iniciado ya el año misional, el Señor se dirigió a Nervión para realizar la mencionada estación extraordinaria contestó a sus allegados: "¿que vaya a ver al Gran Poder?. Si el quiere que lo vea, que venga a mi casa".Tal irreverencia, sólo comprensible en momentos delicados y de necesidad, no le causó ninguna calamidad en vida, tan sólo un sobrecogimiento estremecedor que le recorrió todo el cuerpo, cuando en esa tarde lluviosa fue a abrir la puerta, que insistentemente era aporreada,y al abrir ésta divisó bajo el aguacero la silueta del Divino Nazareno con el rostro demacrado y desafiante zancada, era el Gran Poder que le había visitado como inquirió esa misma mañana (Los hermanos de la Cofradía de la Madrugá acudieron a este devoto del barrio de Nervión porque sólo su garaje tenía las medidas precisas para albergar tan Soberbio Prodigio). A partir de ese día volvió a visitar al Gran Poder en su actual Basílica.''

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